Por: Daniel Steeven Chaparro Villabon
Si en algo somos especialistas en Colombia es en creernos moralmente aptos para opinar de cualquier tema, porque para salir a opinar somos los primeros, no importa que no sepamos del contexto de la situación, pero ahí estamos de primeras. Todas las personas llevamos cruces en nuestras espaldas que nosotros no nos imaginamos ni el 5% de sufrimiento que vive ese ser humano, de pronto esa es nuestra cultura, ¿no? Salir, criticar y no apoyar.
Los episodios de depresión cada vez son más constantes en nuestra sociedad, existen muchos factores que generan estos cuadros: rupturas amorosas, malas relaciones familiares, y en Colombia somos un caso excepcional porque aquí sufrimos conflicto armado.
El hecho de salir mal de una relación deja huellas y secuelas que toman tiempo en sanar, pregúntele a la otra persona qué es lo quiere, porque por usted estar de salto en salto puede romper un corazón, no sabe qué experiencia tiene esta persona y qué más daño puede usted agregar a esa herida, puede estar dejando problemas de confianza y de relaciones personales; y si usted es de las personas que ha salido roto de la relación, no le dé miedo pedir ayuda, no se avergüence: solo usted sabe qué tanto amo y qué es lo que usted está sufriendo.
Sin dudar, la violencia que más deja secuelas es la violencia intrafamiliar. Los episodios que vivimos en nuestra niñez y adolescencia son los que definen nuestro futuro como adultos, la mayoría de abusadores cuentan con una experiencia de abuso en su infancia, donde la mayoría de estos abusadores eran familiares o personas cercanas a las víctimas. Muchos de estos casos fueron denunciados, pero sus figuras parentales no les creyeron y son personas que crecieron con esos traumas, sin ningún acompañamiento psicológico y son los que terminan haciendo algún tipo de daño en el futuro. OJO no estoy justificando ningún tipo de acto violento, solo estoy haciendo un llamado a que debemos prestar más atención a este tipo de casos, para evitar tragedias en un futuro.
Muchas mujeres quedan con alguna secuela después de haber sido maltratadas físicamente o psicológicamente por sus parejas, hay casos donde pueden llegar a perder la vida porque el ego de machitos, que nos han inculcado a lo largo de las generaciones, nos ha mostrado que por nada del mundo podemos ver a una mujer ganando más que nosotros. Son cosas que no pueden ser aceptadas en pleno siglo XXI, pero que aún siguen pasando. Así que, si usted es mujer y sufre de este tipo de violencia intrafamiliar, no le dé miedo denunciar a su pareja. Usted tiene una vida por delante y muchas personas dependen de usted como para dejar de brillar, porque muchas veces el amor nos vuelve ciegos.
El abandono o ausencia de una figura paternal también son causantes de grandes cuadros de depresión y estrés que, a fin de cuentas, genera problemas de confianza y estabilidad emocional. Sus actos también trascienden a sus hijos y no saben lo difícil que es llevar una cruz pesada por los errores que usted comete como papá, uno siembra para recoger. Si usted es una vergüenza como padre, no espere lo mejor de sus hijos en el futuro. Y si usted como hijo vive estos cuadros: pida ayuda de un profesional, evite llegar a discusiones sin sentido con su padre y, en el peor de los casos, a los golpes. Pida ayuda, no le dé miedo hablar y verá cómo se evita un infierno en el futuro, porque también tenemos que ser conscientes de lo que ha vivido esa persona para tener comportamientos así.
Son demasiadas las personas que quedan con un trauma después de ser partícipe de una guerra sin sentido, ¿usted sabe cuántas personas que son víctimas del conflicto armado en Colombia quedan con traumas? La respuesta es simple: todas. Ninguna persona sale bien después de ver la pesadilla que se vive en esta situación y para completar la perla: ¿cuántas personas tienen acompañamiento psicológico después de esto? Son mínimos los casos, y si lo hacen no es un acompañamiento constante. No es fácil tener la mentalidad o coraje para quitarle la vida a otra persona, que a lo mejor no le ha hecho ningún tipo de daño a alguien directamente y que, en el caso verdadero, son solo fichas de ajedrez de personas que solo se lucran de su dolor. ¿Usted sabe cuánta gente ha tenido que matar a su hermano/a solo por pertenecer al bando contrario? ¿Sabe qué sentirá la madre? Es un dolor inigualable que deja heridas mentales que difícilmente sanarán. Los partícipes del conflicto también deben tener acompañamiento psicológico, son factor importante para una paz duradera.
Desde el punto de mi profesión, los futuros periodistas, deben comenzar a apostarle a la salud mental de las personas, comprender el papel tan importante que se debe ejercer en la sociedad con esta problemática, el suficiente conocimiento ético para no exponer e investigar una situación personal con morbo y amarillismo. ¿Sabe cuántas personas famosas han sufrido de depresión mientras nosotros nos aprovechamos de estas desgracias solo para tener cierta cantidad de likes? Son muchos los casos: actores, deportistas, cantantes que, cuando no triunfan, el público es el primero en darle la espalda. ¿Sabe por qué sucede esto? Porque nosotros como periodistas muchas veces ayudamos a sembrar cizaña y amarillismo entre el público. Es hora de saber informar con ética y con moral, para no caer en la desgracia del amarillismo.
No fue fácil para mí escribir esto. Lo pensé varias veces, porque la depresión, la desestabilidad emocional, la ansiedad son cosas que no le deseo a nadie; dejan secuelas que tardan tiempo en sanar y muchas veces se puede caer en el proceso. Si siente que no puede más, no dude en apoyarse en alguien, no le dé miedo, así como ha encontrado personas malas, también encontrará personas que lo ayudarán a salir adelante. Por eso antes de juzgar póngase en los zapatos de los demás, todos tenemos historias y dolores diferentes, y es hora de darle importancia a la salud mental.
Imagen tomada y modificada de: https://www.saludmentalaranda.org/wp-content/uploads/2020/10/horizontal-completa-1.jpg
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