Por: Cristian Rodríguez
De igual manera, durante el apoyo prestado en la guerra de Corea, propiciando un periodo de modernización conocido como la “norteamericanización” de la doctrina, cuya principal característica fue el antagonismo entre las dos fuentes de donde bebía la doctrina militar colombiana en ese entonces, la prusiana y la nueva doctrina Norteamérica. Durante los años 70 la balanza se inclina hacia el lado que más peso tenia de acuerdo a la necesidad de aquel momento. Pasando de ser un ejército enfocado a la guerra regular para terminar adoptando tácticas irregulares como mecanismo para contrarrestar las tácticas guerrilleras de la insurgencia colombiana. Por supuesto influida por la nueva política de seguridad nacional y la contención del comunismo tan en boga por aquella época, y que se fue construyendo con base en la experiencia de operaciones como: la primera y segunda guerra de indochina, por franceses y estadounidenses (1950-1980).
Durante el periodo mencionado, el ejército ganó relevancia a nivel internacional por la intensidad de sus operaciones, la experiencia adquirida es envidiada y admirada por ejércitos alrededor del mundo. Pero, la capacidad de adaptación del enemigo seguía sorprendiendo, por tal razón se pretende dar la estocada final con el denominado Plan Colombia (1998-2001), el apoyo técnico y material fue crucial para detener los avances de las Farc y demás estructuras al margen de la ley que seguían extendiendo su influencia por el país. Sin embargo, la interiorización de tácticas irregulares, plasmadas en los manuales militares, la falta de flexibilidad y los inconvenientes logísticos, así como los factores psicológicos (desmoralización de las tropas) en aquella época, ha valido en algunos casos, bochornosos episodios para la institución como los recordados falsos positivos y el apoyo a estructuras paramilitares.
Doctrina damasco y un ejército para el 2030
Se podría decir que una doctrina militar es el conjunto de principios por medio de los cuales las fuerzas militares guían sus acciones. Es la idea central a partir de la cual el ejército delineara su visión y misión. Esta nueva doctrina nace por el afán de cerrar la brecha histórica existente debido a la particular relevancia de la guerra anti-insurgente, que he venido mencionando, una visión parroquial que no está alineada con la necesidad actual de un enfoque militar más disuasivo y preparado para actuar integralmente para atender las amenazas globales.
El nombre de esta nueva doctrina tiene un origen bíblico, más precisamente, en los sucesos que llevaron a la conversión de Saulo de Tarso al cristianismo en la ciudad de Damasco, representado así la nueva visión, el despertar y la trasformación doctrinal del Ejército Nacional. Este renacer tuvo cuatro momentos clave antes de ver la luz:
CRE-I 2011 (Comité de Revisión Estratégica e Innovación).
CETI 2012 (Comité Estratégico de Transformación e Innovación).
CEDEF 2013 (Comité Estratégico de Diseño del Ejercito del Futuro).
Plan Minerva 2015 (Mejoramiento del Subsistema de Educación y Doctrina del Ejército.
Teniendo como metas a corto, mediano y largo plazo las siguientes:
2014-2018: fuerte ofensiva militar, un ejército que garantiza la seguridad y defensa nacionales con sus capacidades distintivas, siendo modelo a nivel regional y hemisférico.
2018-2022: transición, un ejército que se proyecta hacia nuevos escenarios, un ejército interoperable, con un lenguaje profesional común (doctrina) y nuevas capacidades alineadas con los estándares internacionales.
2022-2030: transformación en una Fuerza Multimisión, el ejército del futuro, con diferentes roles, para enfrentar amenazas emergentes de forma efectiva, fiel a la misión constitucional.
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En conclusión, la revisión, el ajuste y la reestructuración de un ejército que construye a partir de los aprendizajes de más de 50 años de conflicto armado, que ha superado infinidad de obstáculos y cuyos mandos han sido lo suficientemente astutos para no desaprovechar la nueva coyuntura en la cual se inserta el país con unas ventanas de oportunidad inmensas, hacen que esta nueva doctrina sea un gran logro, no solo para el ejecito, sino para todo el país en su conjunto. Un ejército flexible, capacitado, profesional, moralizado, que es proactivo y prevé las amenazas, logrando poner una vez más al país en la vanguardia, en cuanto a temas militares se refiere. No obstante, no podemos olvidar que aún existen muchos retos. Entre las principales amenazas a las cuales debe hacerles frente este nuevo ejército podemos destacar:
La consolidación de la seguridad interna post-FARC (monopolio de la fuerza).
Disminución de cultivos ilícitos y lucha contra el narcotráfico.
Presencia nacional, control de territorios de frontera.
Respeto a los DD.HH. y al DIH
El solapamiento de competencias entre las actividades policiales y las netamente militares “policilización de las fuerzas militares”.
Las nuevas amenazas o amenazas emergentes terrorismo, ciberterrorismo, armas de destrucción masiva, etc.
Misiones de ayuda humanitaria, cambio climático, atención de desastres, misiones de paz, etc.
Adquisición de equipos defensivos y modernización de equipos.
Un ejército para el futuro se está preparando…
PRIMERA PARTE PUBLICADA Click aquí.
Referencias
http://www.resumenlatinoamericano.org/2016/08/22/analisis-sobre-colombia-damasco-doctrina-de-guerra/
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