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UN EJÉRCITO PARA EL BICENTENARIO: 1ra PARTE

Por: Cristian Rodríguez


El ejército colombiano celebró en 2019 su bicentenario, una ocasión especial para hacer un alto y analizar cómo llega, él que es catalogado como uno de los mejores ejércitos y con mayor experiencia en la región. Una oportunidad para revisar y hacer un recuento de su historia, su presente y su visión hacia el futuro.


Un ejército líder en la región


Según global fire power, ranking especializado en medir la capacidad militar de los ejércitos alrededor del mundo, sitúa a Colombia para su más reciente publicación (2020) en el puesto 37 de 138 casos de estudio donde resalta: su amplia experiencia en combate, la cualificación de los profesionales militares, las innovaciones tecnológicas, el impulso a la industria militar del país (INDUMIL, COTECMAR), el apoyo en materia de asesoría y capacitación a los ejércitos regionales y sin lugar a dudas, su importante labor para que las FARC en esto momentos ya no exista como grupo armado. Siendo el 5° ejército más importante de la región, solo superado en número de efectivos y presupuesto por países como Brasil y México. Además, es una de las instituciones más valoradas por los colombianos, pues más de 50% confían en las fuerzas armadas en general.


Confianza de los colombianos hacia sus fuerzas armadas. Observatorio de la democracia, 2016.


No obstante, la firma del acuerdo final en el teatro Colón con las FARC (Luego de que la opción del NO, ganara en el plebiscito por la paz. La opción que halló el Gobierno para la refrendación de los acuerdos fue una re negociación y ajuste del texto firmado en La Habana. Esta vez con la oposición política, Centro Democrático, derivando en algunos ajustes que darían lugar al texto definitivo firmado por las partes en el teatro Colon de Bogotá.) y el des-escalamiento del conflicto, abrió el camino para que dentro de la institución se empezaran a suscitar debates alrededor de la relevancia de la doctrina militar vigente hasta entonces, una doctrina militar marcada por tres elementos que si bien eran funcionales en un contexto de guerra fría, se proyectaron en el país hasta bien entrado el siglo XXI.

  • Guerra contrainsurgente

  • Enemigo interno

  • Seguridad nacional

Elementos descontextualizados de la agenda que impera hoy por hoy en el mundo, y que los mandos militares desde el 2011 han sabido interpretar de manera acertada. Las amenazas se eliminan, se adaptan o mutan. Por tanto, es imperante situar a la institución para adaptarse al rápido y constante cambio, y contar con un ejército preparado para asumir desafíos en escenarios tanto locales como globales (lucha contra el terror, nuevas amenazas, seguridad humana, narcotráfico, etc…). Conflictos interestatales y los desafíos internos que siguen siendo muchos, y que, por supuesto no dejan de ser una manifestación más de estas amenazas globales, pero con los matices propios de nuestro país.


Sin duda, debates que habían sido postergados producto de la visión anquilosada de situar la guerra anti-insurgente en el centro del debate naturalizándola y normalizándola en la mentalidad de unas Fuerzas Militares que se habían quedado estancadas en cuanto a lo doctrinal, lo anterior no puede derivar más que en una natural revisión de su misión, visión y prospectiva en un escenario post-FARC y donde se ciernen nuevas amenazas. Algunas de las variables que provocaron esta revisión a la doctrina actual fueron:

  • Los cambios en las amenazas a la seguridad nacional

  • La incorporación de nuevas tecnologías

  • Las áreas operacionales dinámicas

  • Las lecciones observadas y aprendidas

  • Necesidad de un lenguaje profesional común con otros ejércitos del mundo (inter-operatividad)

  • Estandarizar y actualizar conceptos propios de la ciencia militar

  • Garantizar el conocimiento y la aplicación efectiva del marco jurídico en la conducción de las operaciones y respeto al DD.HH. Y DIH.


Evolución de la doctrina militar colombiana


Antes de llegar a la meta, miremos por un segundo qué camino hemos recorrido. No es la primera vez que Colombia se ve en la necesidad de revisar, ajustar y restructurar la doctrina de su ejército. Encontramos tres fuentes de donde nuestra doctrina militar se sirve a lo largo de la historia.


La primera gran trasformación se presenta en los albores de la independencia (1819), cuando el ejército pasa de ser un ejército realista, a uno nacionalista. Incorporando prácticas, técnicas y tácticas propias de las guerras napoleónicas.


En 1907, luego de la desastrosa experiencia de la guerra de los 1000 días, los generales Rafael Reyes y Rafael Uribe Uribe emprenden la titánica labor de re-hacer al ejército nacional, contratando una misión militar chilena, quienes ayudaron a gestar la creación de la Escuela Superior de Guerra y la Escuela Militar de Cadetes. Justamente esta misión estaba profundamente influida por la doctrina militar prusiana, que tendrá un papel importante en el desarrollo de la institución militar en Colombia, como se pudo presenciar en año 1932, luego de la guerra Colombo-peruana, al crear nuevos órganos dentro del ejército ampliando su estructura con el fin de gestionar de forma eficaz su organización.

SEGUNDA PARTE: 08 DE AGOSTO DE 2020


Referencias

 

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