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¿NOS SORPRENDE? NO, NO NOS SORPRENDE

Por: Ana María Sarmiento


No es un secreto que la mirada a una Colombia diferenciada implica adentrarse entre maravillas y desgracias, tal como tenemos una divergente belleza cultural y étnica, contamos también con una extensa brecha económica y social. Estas últimas se enmarcan a través de la distinción de clases, así como del irregular desarrollo económico en cada región. Si bien finalmente el crecimiento real de cada región termina siendo un agregado del crecimiento nacional, es también una representación de las formas de producción, comercio y otras estructuras económicas que se dan según las capacidades territoriales.


Claro está que algunos departamentos del territorio colombiano han sido bendecidos y afortunados por sus ubicaciones y por los recursos, que de algún modo generan una riqueza a partir de la explotación (que sabemos que son escenarios de desigual repartición de la riqueza), zonas como los valles Superior y Medio del Magdalena (Petróleo), Antioquia (Minería y Petróleo), Santander (Minería de carbón), Atlántico (Petróleo y Minería), Llanos Orientales (Petróleo)1.


Sin embargo, lo inusual es que hoy en el contexto de la pandemia estos territorios ricos en recursos no son los que tienen mayor crecimiento a nivel nacional. De hecho, hay que preguntarse ¿Qué tanto la pandemia ha modificado las dinámicas de industria y comercio en el país? y con esto ¿Qué tan diferente es de la dinámica usual sin la presencia de la pandemia?


Basta con tener un breve pensamiento para suponer que las ventas en centros de comercio no se están dando de forma regular, que la exportación de productos tuvo un periodo de estancamiento, así como, que se dio un amplio crecimiento en el consumo de ciertos bienes y servicios mientras se acervo el de otros. A la vez, se puede deducir que el comercio virtual ha establecido nuevas dinámicas económicas departamentales, precisamente por fortalezas y debilidades geográficas. Ejemplo, según la última Encuesta de Comercio del DANE la variación anual entre noviembre del 2020/ 2019 de Cundinamarca es de 37,8 en ventas reales. La cifra de crecimiento más alta en comparativa con el resto de los departamentos que están entre 1,4 y 7,2 ventas reales, con un total nacional de 6,5 (2). Es inmensamente notorio el rápido y diferenciado crecimiento de este departamento frente a los demás.


¿Qué es lo primero que vemos al salir de Bogotá? claro, los grandes centros de distribución y almacenamiento de las cadenas de comercio. Cundinamarca está creciendo exponencialmente por su facilidad de conectar a los consumidores con sus productos. Nótese todo el crecimiento que supone esta transacción de comercio virtual, mientras el resto de los sectores intentan reactivarse, la distribución de mercancía incentiva el mercado cercano. Un crecimiento diferenciado. Pero veamos ahora qué pasa en Industria, la variación con respecto noviembre 2020/2019 en producción cae drásticamente en Córdoba, Santander y Bolívar, mientras crece en Boyacá, Cundinamarca y Antioquia, pero curiosamente, el único departamento con personal ocupado en crecimiento es Córdoba, mientas en el resto la cifra decae o se mantiene.3


Así pues, desde industria se puede ver el que el crecimiento económico en los departamentos que han sido regulares o superiores en “capacidades” no ha implicado un crecimiento en el personal ocupado, desventaja del sistema, que aumenta aún más en el mundo del comercio virtual, donde un simple algoritmo se puede volver el personal de contacto telefónico. Pero sobre todos los factores que se han analizado el más preocupante es que el crecimiento en pandemia está permitiendo solo la subida de los mismos departamentos de siempre, los que están en el centro del país, los que tienen grandes ciudades, en los que mal o bien las personas cuentan con más estructuras económicas, la idiosincrasia sigue dictando: todo el país se está yendo al carajo, pero sálvese quien pueda, el resto que vea cómo llega a la orilla.


¿Cuáles son estas estructuras? Bueno, hoy en día principalmente es el intercambio global que se da en internet, incluso más allá, las capacidades mediáticas (marketing, branding, networking) que no llegan a todos los nichos económicos del país, y que entran a competir no solo en un mercado de logos, sino también de precios. Si bien es posible montar un perfil de ventas en Instagram, no es lo mismo que tener una estructura web virtual para publicar catálogos, para tener un servicio de pago online y de envíos, estas son capacidades de grandes empresas y a lo que están apuntando las PYMES con las plataformas de venta en línea. Creo en gran medida que esto es lo que explica el crecimiento de Cundinamarca y marca la desventaja para Choco o Caquetá.


Estos departamentos diferenciados económicamente por la falta de conexiones con el centro tienen nichos económicos también diferenciado por raíces culturales y de recursos, que a la fecha incluso tienen otros factores que retrasan más su crecimiento como la violencia, el desinterés institucional por promover proyectos departamentales, que le apuesten por ejemplo a la paz, o al cambio de productos que venden por “logo” a productos nuevos en el mercado. Incluso acercando la lupa lo que se ve es la historia de siempre, la concentración de la adquisición económica se da en el centro del país, ligada a una profunda desatención del Estado, también una poca diversificación de las estructuras económicas y de intercambio en el país, en el que importan las ciudades y no se mete el chip en las demás regiones y zonas alejadas de una posibilidad desde el comercio virtual para tener un mayor alcance.


No quiero decir que todos los departamentos deban crecer al mismo ritmo, es imposible. Pero sí espero que se note la desatención que ha habido en Colombia en cuanto a que seguimos en la misma historia de mantener el juego en el centro del país, en la mala distribución y trato de los recursos y capacidad (tanto para la economía como para el ambiente) y sobre todo que no se ha tratado de aprovechar la enseñanza del COVID-19 para buscar una forma de resurgir y reconectar las economías más alejadas. ¿Qué se pudo hacer durante la pandemia (o que se puede hacer)? Principalmente un proceso de cambio de mentalidad que invite a pensar en el crecimiento de todos los departamentos del país, nuevas estructuras no limitadas por el pensamiento del libre mercado, si no bajos los pensamientos de intercambio, promoción y puesta en escena.


Porque hasta este momento los economistas, los tomadores de decisiones, los banqueros, los inversionistas, los supuestos dueños de los recursos no han hecho nada diferente más allá de guardar su plata por si acaso. Ni la pandemia está logrando que Colombia piense en maneras de crecer, hace falta más. Y si no es a partir de las crisis que escogemos cambiar de pensamiento y tomar decisiones diferentes, entonces hay mucho camino por delante. No nos sorprende que muchos solo están pensando en su bienestar, no nos sorprende que Colombia sea un país distante y fragmentado, pero, ojalá si nos sorprenda de forma positiva lo que viene para Colombia en los próximos años.



Referencias:



2:


3:https://www.dane.gov.co/files/comunicados/presentacion-economicas-noviembre-2020.pdf




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