Por: Juliana Cortés O.
El internet ha permitido interconectar al mundo, ha permitido que las personas puedan conocer de todo lo que ocurre alrededor del planeta con un solo click. Si bien el internet se ha convertido en un medio para adquirir conocimiento, información o mejorar las relaciones interpersonales, también se ha convertido en Colombia en un lujo, un servicio que no está al alcance de toda la población; no sólo en la ruralidad, sino también en las grandes urbes. Teniendo en cuenta lo anterior, el internet al ser un medio para la adquisición de conocimiento no sólo de textos, sino de imágenes e incluso permitir por medio de desarrollos tecnológicos el traslado a otras partes del globo, se convierte en una forma auténtica de desarrollo cultural, sin embargo, al no estar democratizado en el país, se impide que ese desarrollo sea homogéneo, lo que se traduce en un aumento de la brecha social, económica e intelectual entre quienes tienen acceso a este y quienes no.
Sin ir más lejos, con la sorpresiva aparición del COVID-19 y la implementación de la educación a distancia, se puede notar cómo dentro de los muchos factores de deserción, la falta de acceso a internet ha jugado un papel fundamental en esto. Las personas en zonas alejadas a las grandes urbes, para poder acceder al conocimiento, tienen que transportarse por horas para ir a escuelas, siendo esa la única fuente que disponían para enriquecer sus mentes, diferente a lo que ocurre en ciudades como Bogotá, en donde gracias al internet la educación no se detuvo en su totalidad, sino que se transformó, permitiendo que incluso se diversifique la forma en la que se transmite el conocimiento y en la que recibe el mismo, incentivando con ello el uso del internet y demás TIC en el proceso investigativo. En la ruralidad, la educación se detuvo o en el mejor de los casos se desaceleró, pues si a duras penas cuentan con acceso a electricidad y otros servicios básicos domiciliarios, cómo podrían acceder a un servicio como el internet, el cual es básico para el acceso a la educación hoy en día, y con ello, clave en el desarrollo cultural de las personas y el país.
Para finalizar, es preciso decir que no se puede hablar de un verdadero desarrollo cultural en Colombia con base al internet si ese servicio no se constituye en un derecho y garantía del mismo para todas las personas que habitan el territorio, sin importar su ubicación o estrato socioeconómico. Es decir, que si bien se reconoce que el internet es un medio para lograr un desarrollo cultural, no es posible lograrlo sin la democratización del mismo, pues de no hacerse no podría hablarse de un desarrollo nacional, sino sectorizado y con ello inexistente.
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