Por: Cristian Rodríguez
Quien dirían que un cigarro y una copa de brandy suscitarían unos de los escenarios de persuasión y negociación más importantes de la actualidad. Ulises Grant ex presidente estadounidense, cada vez que alguien quería acercársele para tratar algún tema, lo hacía en la sala de espera, práctica que le daría su nombre al lobby
El lobby es una actividad que se viene practicando desde hace mucho tiempo atrás, es una profesión casi tan antigua como la política misma, pero que, sin embargo, aún sigue siendo un misterio para muchos. Aunque el lobby como lo conocemos en la actualidad tiene sus orígenes en los EE.UU., podemos ver dos escenarios donde esta actividad se desarrolla de manera más amplia: Estados Unidos (Washington) Y La Unión Europea (Bruselas), grandes centros de poder y toma de decisiones. Pues hablamos de dos de las 3 economías más grandes y desarrolladas del mundo. Lugares que, sin duda, como en muchos capitolios alrededor del mundo, no escapan de la influencia de los lobbies, como se les conoce a los personajes que ejercen esta actividad.
Sin embrago, su actividad se ha visto cubierta por una capa de misticismo, de sospecha. Uno de los casos que más ha sido recordado es el caso Abramoff en los 70´s, a raíz del cual EE.UU. decidió hacer mucho más rígida su legislación con el propósito de evitar que el Estado y los políticos, estuvieran sujetos a un control más estricto frente a las prebendas de los lobbies. Algunos lugares, cuentan con leyes más rígidas o laxas en cuento a la regulación de esta actividad que por años, se ha disfrazado de consultorías, firmas de abogados o agencias de comunicación y relaciones públicas con intención de no ocultar su clara intención de quererse ocultar. Esto genera muchas sospechas, producto de los casos de corrupción estatal incitados por estas firmas de lobby, que, usando un amplio repertorio de estrategias como la compra de conciencias, el tráfico de influencias, las dadivas y las promesas, terminan consiguiendo los intereses del cliente para el cual trabajan.
Lo anterior, permite reflexionar sobre lo limitado que se ve el interés general frente a unos intereses de unas minorías organizadas, con recursos, que tiene “poder de influencia” para posicionar sus agendas y a los cuales no les interesa que las mayorías se vean afectadas cuando sus intereses prevalecen.
Pero, realmente es una actividad que deja muchos réditos y emplea, solo en EE.UU. y Europa, a más de 30 mil personas. Según la Universidad de Kansas, para el año 2010 por cada dólar que una empresa invertía en lobby, obtenía 220 dólares de ganancia. Además, es una estrategia muy efectiva, e incluso, el Gobierno colombiano invirtió cientos de millones de pesos en lobby para lograr firmar el TLC con los EE.UU. Las grandes corporaciones usan los lobbies para lograr concesiones, explotar recursos naturales, las empresas de investigación con el fin de mantener los derechos sobre sus patentes, los equipos y ligas de futbol, e incluso las ONG´s y sindicatos. El lobby esta en casi todos los espacios donde se tomen decisiones que afecten intereses.
Eso en principio está muy bien, pero ¿Qué ocurre cuando estos lobbies tienen tanto poder de influencia dentro del mismo Estado? La respuesta casi que resulta espontanea, pues son capaces de cambiar decisiones e influir de manera indirecta en los destinos del país. Como Javier Hoyos Arboleda, en el caso colombiano, quien fue conocido en los 2000 con el “senador 103” gracias a su capacidad de poder entablar y proponer temas a la par que un senador electo por voto popular.
No obstante, no es el único, cuando tenemos regulaciones al lobby estrictas como en Estados Unidos, sabemos quién es quién y qué intereses representa, cuando tenemos regulaciones laxas como en Europa podríamos llegar a saberlo, se dificulta un poco debido a que el registro de actividades es voluntario. Pero en el caso de Colombia donde no hay regulaciones, nos enfrentamos a personajes que representan poderes oscuros.
Para dar algunos ejemplos:
La influencia de la ANDI Y ASOCAÑA para tumbar el articulo dentro de la reforma tributaria presentada en 2017, la cual gravaba con un 23% de impuesto las bebidas azucaradas. Un impuesto que prometía recaudar 1.5 billones para atender a las personas que sufren de enfermedades no trasmisibles, entre ellas: la diabetes y las enfermedades coronarias.
Odebrecht: Sobornos y pago de campañas políticas a altos ejecutivos del Estado por parte de esta multinacional brasilera que permio a muchos políticos en Latinoamérica con el fin de conseguir contratos. En Perú, incluso provoco el suicidio de un presidente.
En conclusión, vemos en ocasiones con impotencia el hecho de que haya poderes que están fuera de nuestro alcance, que no podemos ver, pero que toman decisiones por nosotros o por nuestros representantes, que tiene consecuencias sobre nuestro día a día y que responden a intereses particulares. Una alternativa es que el lobby se regule, no necesariamente para reducir su poder de influencia, ni para que dejen de defender los intereses del mejor postor, pero si para que como sociedad civil podamos ejercer un control democrático a sus acciones y por supuesto, se evite la confabulación de aquellos empresarios e intereses que están detrás del poder, el poder en la sombra.
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