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EL GENIO MALIGNO

Por: Juan Manuel Sánchez Mesa


"Supondré entonces que hay, no un verdadero Dios que es fuente soberana de verdad, sino un cierto genio maligno, no menos astuto que engañador que poderoso, que ha empleado toda su destreza para engañarme. Pensaré que el cielo, el aire y la tierra, los colores, las figuras, los sonidos y todas las cosas exteriores que vemos no son más que ilusiones y engaños, de los cuales se sirve para sorprender mi credulidad".

René Descartes (1641), Meditaciones metafísicas


Descartes propone como hipótesis que somos engañados por un "genio maligno", el cual busca que vivamos en una constante mentira, haciendo que lo que consideramos cierto, en realidad es falso. El "genio maligno" es un recurso argumentativo que utiliza el filósofo francés para dar a entender que se debe dudar de todo; hasta de las verdades que para nosotros son incuestionables como que “dos más dos es cuatro”.


Pero… ¿Y si el "genio maligno" es real? ¿Y si no sólo es un “recurso argumentativo”? Luego de meditarlo por algún tiempo llegué a una conclusión: es real. El genio maligno es un ente que recorre todo este país; implanta sus mentiras, somete a niños y ancianos con sus engaños. Es un demonio sediento de sangre y de dolor. Su único propósito es que este pueblo viva sin la verdad. ¿Necesita ejemplos de su forma de actuar? Espero que en esta columna usted pueda identificar a esta abominación. Si aún no lo ha poseído el genio maligno, usted entenderá cada una de las referencias que le daré.


Hablemos sobre un grupo de colombianos poseídos por este demonio; los colombianos de “el fin justifica los medios”. Son esos ciudadanos que tratan de justificar toda acción "mala", por algo a que a futuro argumentan como "mejor". Justifican el bombardeo a niños con frases como “son máquinas de guerra”, justifican la aspersión de glifosato a cultivos ilícitos, a pesar de que la OMS haya advertido que atenta contra la salud de los campesinos, justifican el fracking por sus ganancias económicas, pero no se dan cuenta del daño ambiental que producen. Creen que la guerra trae paz, que el derramar sangre trae vida y que la muerte trae progreso.


Hay otros colombianos que viven a merced de sus líderes, que la palabra de estos es palabra de Dios. No importa si estos líderes están siendo investigados por falsos positivos, no importa si estos líderes viven de la demagogia, del amarillismo; estos caudillos ponen y quitan políticos, se creen que son “el Moisés” que ha venido a salvar al pueblo de la esclavitud. Hablan de "castrochavismo" y todos les creen, hablan de economía naranja y todos les aplauden, así no entiendan de qué están hablando y necesiten más que un vasito de agua y uno de jugo de naranja para entender estos conceptos. Personas déspotas, engreídas, egocéntricas, que les importa su imagen más que el hecho de que sus políticas de aseo generen una crisis ambiental en la capital, o que retwittee mensajes como “que ardor en ese orto de esa señora”. Puede que decenas de sus colaboradores y amigos los dejen, y se despidan diciendo: “Un déspota de izquierda por ser de izquierda no deja de ser déspota…”, pero aún ellos seguirán dándose la razón. Y puede haber más razones que demuestren lo incapaces que son para liderar un país, sea cual sea el extremo al que pertenezcan, pero sus electores seguirán siendo ciegos a estas razones, y seguirán siendo marionetas al servicio de estos monstruos. Espero que logre adivinar de cuáles políticos le hablo, si no es así, usted ha sido cegado.


El genio maligno incluso ha llegado a penetrar en lugares donde dicen predicar la verdad. Han penetrado en templos, sea cual sea la religión. Y no me refiero al lamentable hecho de un pastor que les dijo a sus feligreses que la venida de Cristo se acercaba, que vendieran todo lo que tenían, que le dieran la plata a él, para luego escapar con el dinero. Me refiero a los ministros que, parándose en un pulpito, se convirtieron en asesores políticos, diciéndole al público por quién votar y quien había sido elegido por Dios para dirigir este pueblo. No hablan de lo que sucede bajo su propio techo, de pastores que se han robado las ofrendas, o de los sacerdotes que han violado niños inocentes. En términos de Juan "el bautista" son una “generación de víboras” y, en términos de Jesús, han convertido sus iglesias en “cueva de ladrones”.


Pero el genio maligno no solo quiere engañarlo, también quiere mantenerlo en la ignorancia. Le sirve más mantener personas viendo más tik toks que jóvenes conociendo lo que pasa en su país. Le sirve más los llamados influencers que líderes sociales que sacrifican sus vidas en pro de un cambio. Y tiene más gusto ver cómo idiotas se implantan senos al perder una apuesta, que colombianos que ansían estudiar por ellos y por sus familias.


No pretendo decir que tengo la verdad absoluta, es muy probable que viva engañado y ciego a la verdad. Lo que pretendo decirle es que tal vez usted esté siendo engañado, y se convierta inconscientemente en una marioneta al servicio de mujeres y hombres sedientos de poder, y que probablemente se encuentre creyendo mentiras sin saberlo. ¿Hay un antídoto? El propio Descartes da una salida a todo esto: “Para investigar la realidad es preciso dudar en cuanto sea posible de todas las cosas una vez en la vida”.


Una de las formas para que este país salga del lodo cenagoso en el que se encuentra es dudando de todo, buscando la verdad, porque por el momento “mi pueblo es destruido por falta de conocimiento” Oseas 4:6 (LBLA).


(06/04/2021)


 

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