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DERECHO AL VACÍO

Actualizado: 8 abr 2020

Por: Santiago Guevara Rodríguez


Para todos los que nos dedicamos a la noble labor del estudio del derecho, aplicación de la justicia y la democratización de la libertad, o al menos, sería el objetivo esencial, conocemos la tremenda crisis que estamos pasando como profesionales. Nuestra carrera se ha visto oscurecida y manchada por abogados mal preparados y poco éticos, la mala reputación que estos causan, los escándalos y la tremenda falta de respeto por las buenas prácticas, somos el vivo ejemplo de que cantidad no es en absoluto calidad. Según el sistema de información del Registro Nacional de Abogados, para el 2018 Colombia tenía 355 abogados por cada 100 mil habitantes, una cifra que sobrepasa la de la mayoría de los países de la región, siendo Costa Rica el único que se pone por delante. Hemos estado frente a muchas señales que nos están demostrando que la carrera de las leyes y la justicia está en un alarmante proceso de decadencia.


Uno de los principales motivos de toda esta problemática la podemos encontrar en la parte educativa, los abogados de hoy están a la merced de una exorbitante cantidad de facultades de derecho, y no precisamente de la mejor calidad. El Ministerio de Educación Nacional otorga a las instituciones de educación superior o al programa académico (que lo deseen voluntariamente) una acreditación de Alta Calidad al realizar y aprobar un proceso evaluativo, éste enfocado en elementos fundamentales como la organización, el funcionamiento y el cumplimiento de sus ejes académicos, entre otros, desafortunadamente menos del 20% de los programas de Derecho en el país están acreditados, siendo el restante 80% carreras que solo cumplen con los requisitos mínimos para poder tener su registro calificado. Esta poca rigurosidad en la revisión y supervisión de los procesos formativos, ha traído como resultado la salida al mercado laboral de profesionales mal preparados, poco éticos y con limitada capacidad de acción frente a las problemáticas reales a las que se enfrentan día a día.


Profundizando en los problemas formativos de los abogados encontramos una falencia gravísima y que supone la columna vertebral de esta profesión: la ética. Históricamente los llamados hombres de leyes hemos estado envueltos en un ámbito en el que socialmente se nos relacionaba con palabras como justicia, libertad, defensa y por supuesto ética, entre otras, pero en la actualidad se nos define con ideas muy alejadas a esas, hemos dado un grave revés, y “ética” no encabeza precisamente el listado, a ese primer lugar en cambio se nos identifica con: corrupción, sobornos o la fallida y cuestionable administración de justicia. Los casos extraordinarios con los que la sociedad colombiana se despierta cada mañana en el noticiero, cuentan con un hecho innegable: en todo gran caso de corrupción en el país generalmente hay un abogado involucrado, ya sea la cabeza del fraude, alguien que hace parte del cuerpo criminal o en la mera falsificación de algún documento, ahí está uno de los nuestros faltando a todo criterio de transparencia y respeto por la profesión. Debemos preguntarnos ¿dónde está la falla? Con esto vuelvo al ámbito educativo, no conformes con la gran falta de supervisión y rigurosidad de las instituciones educativas, podemos sumar que independiente a los reconocimientos académicos de muchas universidades de renombre, estas no se han visto exentas de que sus egresados se encuentren en estos escándalos y uno que otro termine condenado. Según un estudio del año 2017 del Observatorio de la Universidad Colombiana, se realizó un listado con las que a la fecha eran las universidades con mayor cantidad de egresados señalados de corrupción, encabezando la lista se encuentra la Universidad Externado de Colombia, seguida por la Universidad Javeriana, Universidad de Los Andes y la lista continúa, una cosa es ser los primeros en los rankings académicos y otra en la calidad humana y ética de sus egresados. Y como podemos suponer, gran parte de los acusados son abogados, y es que ¿la acreditación de Alta Calidad no es suficiente?, en realidad no, hace falta una mirada introspectiva de las Universidades en sus métodos y procesos de enseñanza, para no estancarse en preparar sólo abogados con notas destacables, sino que además se les dé a los futuros profesionales del derecho una educación integral, una preparación que se destaque en principios y valores, asentados en unas bases de incuestionable ética. Eso es lo que necesita el país para aminorar un poco la llamada “crisis de la justicia” por la que estamos pasando.


Reconozco que la falla no depende únicamente de las universidades, pero en mi opinión es el espacio fundamental en donde se puede empezar a realizar los cambios y el reajuste de curso para poder brindarle a los futuros graduandos la oportunidad de haber tenido una educación holística, de calidad, que los forme como seres humanos con responsabilidad y conciencia para la vida profesional y en comunidad. Ojalá no esperemos a que se acrecenté la crisis a niveles incontrolables para darnos cuenta de la importancia de implementar todos los cambios que necesita la carrera del derecho en Colombia.


 

Las opiniones expresadas en la presente columna no representan la visión o el pensamiento de la pagina web De Voz A Voz, por tanto nos salvamos de cualquier responsabilidad o inconformidad, tanto con la columna como con el autor.

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